viernes, 14 de septiembre de 2012

Mi amiga fiel: Allí estaba ella, con su cara angelical, pretendiendo demostrar algo que no es, en mi casa, en mi oficina, con mi colección de libros de arte detrás de su espalda. Bella, si, bella por donde la mires, pero mala, mala amiga. Persona sin códigos y sin escrúpulos. A sus pies rendidos cualquier hombre que pase por su lado, queriendo demostrar ser inocente, sensible pero bien bicha que es. Tan amigas que éramos, si te conocía desde hace años, desde aquel día que entraste en mi colegio. Nos hicimos inseparables, para bien o para mal desde algún punto de vista puedo decir que “me cambiaste la vida”. Todo lo hacíamos juntas. Estudiábamos, salidas de shopping, ir a bailar, deportes; hasta que llegó aquel día, en un barcito del bajo de San Isidro, estábamos tomando unos tragos, hasta que se acercaron esos muchachos altos y tan guapos ambos. Pero a mí me gustaba el que estaba sentado a mi derecha, un hombre cordial, de unos 33 años (apenas unos años mayor que yo) morocho de inmensos ojos celeste del color del cielo. Te pedí que me acompañes al baño y ahí te lo confesé, que me moría de amor, que fue amor a primera vista. Salimos uno par de veces más con estos chicos. Vos lo hacías de compromiso, para no dejarme a mi sola porque en realidad el amigo de Sebastián a vos no te interesaba para nada, eso que era un lindo mucho, inteligente y elegante. Luego de unos 3 meses nos pusimos de novios, nos comprometimos. Luego nos casamos y después de 5 largos años tuvimos una nena a la que le pusimos Malena. Pero a ti no te importó nada, a ti no te importo nada, ni nuestros tanto largos años de amistad, ni que éramos una familia feliz, ni siquiera pensaste en tu ahijada Malena, fuiste una desgraciada, me has sacado al amor de mi vida, aunque nunca me hayas pedido perdón, nunca voy a perdonarte. Y ahora ahí estas tú en una casa nueva con MI marido, durmiendo en la cama donde tendría que estar yo. Cenando a veces, los fines de semana con él y con mi niña también. A los dos los odio, pero a ti mi querida amiga fiel, que puedo decir de vos, esa palabra tan chica te queda. Tan infeliz por tu culpa soy ahora.
“Demasiada felicidad” por Alice Munro. Editorial: Lumen. Trad.: Flora Casas 335 páginas $ 69 Cuento “Dimensiones”. 33 páginas. La Tormenta Interior. Cómo se enfrenta una madre a la repentina muerte de un hijo, más aún si son tres, y todos ellos asesinados en el mismo momento, por la misma persona ¿Por qué, y de qué manera esos niños han llegado a ese resultado? ¿Qué fue lo que sucedió en la vida de Doreé? La violencia de género, la sicopatía, y también la ingenuidad y la mala educación, de eso se trata esta obra de Alice Munro llamada “Dimensiones”. A su vez, Dimensiones es un cuento dentro del libro titulado: “Demasiada Felicidad”, cuyos cuentos son nueve. En esta obra, la autora, ve la tormenta interior bajo la chata superficie de lo cotidiano. A mí entender, ésta escritora se encuentra entre los más grandes autores de la literatura inglesa. En la narración escogida, el narrador se adelanta a los hechos comenzando por el final, va y viene en el tiempo, recordando, detallando qué fue lo sucedido. Al igual que otros trabajos de Munro, el espacio es generalmente más rural que urbano. El punto de vista que adopta la narradora esta muy cercano al del protagonista. La narración comienza en un viaje, en un viaje de colectivo, y en un pueblo. Es un texto que puede ser leído por cualquier adulto. Dimensiones cuenta las visitas a su marido preso y al psicólogo de una mujer hundida hasta que la casualidad la redime. Es una historia de vida, la cual puede llegar a ser verídica. Línea a línea, el lector será atrapado por la trama, por eso, al ser un cuento corto, es devorado en instantes. Comienza contando el final, donde Doreé era camarera del Blue Spruce Inn: “ella se conformaba con lo que hacía. No quería tener que hablar con la gente”. Su foto había aparecido en todos los periódicos “La foto que él había hecho, con ella y los tres niños: el recién nacido, Dimitri, en sus brazos, y Barbara Ann y Sasha a cada lado, mirándolo”. Ella, varias veces al mes visitaba a la señora Sands, quién la escuchaba, pero a veces no opinaba mucho. Este corto cuento trata de lo manipulada y maltratada que puede llegar a ser una mujer por su esposo. Lloyd, un tipo celoso, machista, quién no la dejaba tener ningún tipo de relación con nadie, menos con Maggie, que, según él, le llenaba la cabeza. Sólo tenía que estar en su casa con los niños, y en lo posible no opinar sobre nada. Éste manejaba a su mujer como quería, ella le consentía todo. Él le echaba la culpa siempre a las mujeres, especialmente a las madre, queriendo demostrar tener siempre la razón. Doreé, conoció a Lloyd cuando tenía 16 años, puesto que éste era celador del hospital donde estaba internada su madre muy enferma. Él era bastante mayor que ella. Desde ese entonces, no se separaron hasta el final de la historia. Tuvieron 3 niños. Dispuesto por Lloyd, no iban a la escuela, estudiaban en su hogar. “Ellos son nuestros hijos, no los hijos del Departamento de Educación”; Doreé, una vez por semana, tenía que ir al colegio en busca del programa, así es que conoció a Maggie, quién tenía una camioneta, y así iban juntas hasta la institución. Poco a poco se iban haciendo amigas, y se contaban más cosas íntimas. El desencadenante de las trágicas muertes de la historia, se lo debe a Maggie. En una de sus cartas, Lloyd le cuenta haber entrado en otro mundo, en un mundo de dimensiones, como lo indica el título. ¿Doreé, le cree? ¿Por qué volvió a visitarlo? Doreé, procura un ambiguo reajuste emocional con el hombre que fue padre de sus hijos y obtiene tenue resarcimiento en una circunstancia que le tiende el azar. O más complejamente, puede pensarse, acaso, que el final fue todo planeado, que el accidentado había sido en realidad creado por Lloyd. Por qué Doreé le creyó. La única manera de poder estar con sus hijos era junto a él. Quizás ella también estaba enferma. “Doreé le volvió la respiración al joven, recordando los métodos que le había enseñado Lloyd” ¿Acaso el joven que chocó el micrómnibus, era Lloyd escapando? ¿Escapando de dónde? El lector no se dará cuenta de lo sucedido hasta llegar al final, pero línea a línea los irá atrapando, van a querer terminar la lectura en instantes. Puede decirse también, que es un cuento psicológico, que deja una historia de vida, y que sin ninguna duda, es o puede llegar a ser un hecho de la realidad.

miércoles, 4 de julio de 2012

Chicos, para ver si funciona bien... Cuelgo uno de los textos que hice.

Recuerdos que siguen vivos
¿Nunca te encontraste en la situación de estar haciendo aquello que no deseas? En particular, recorriendo los recónditos caminos del recuerdo, por los rincones menos deseados, donde ahí, tirados, tapados por cajas, se encuentran aquellas imágenes, historias, sentimientos, que deseabas encontrar, y que por fin ya encontraste. Ahora si es todo emoción.
          Y entonces, estas pensando, recordando, reviviendo momentos, de un pasado que no creías poder recordar, tantos sentimientos encontrados.
          Es entonces cuando el inconsciente escapa de su estado natural, cobrando vida y descubriendo aquello que habías creído olvidar.
          Y ahí estas, caminando los senderos del pasado, con imágenes que van y vienen en una paleta de colores imaginarios, aunque las fotos que eh encontrado sean de unos tonos grises encantadores.
         ¡Que bello fantasma!, ¡que hermosas niñitas éramos!
         Ahora, qua ya puedo construir esa imagen, revivirla (aquellas actuaciones de la primaria), como si aquel momento viniera a mí. Así, desde el palco de la escena, se puede ver lo que mi ceguera ocultó en aquellos momentos, y hoy vuelvo a ver, mis ojos se iluminan nuevamente como aquella niña que en algún momento inocente fui.
         Por esto nos encontramos querida amiga, si no lo has descifrado aún, hablando del más genuino de los sentimientos humanos, (el de madre), más aún, aquel sentimiento que nos hace humanos, nos hace verdaderamente enorgullecernos de nuestros padres, de su dedicación y de la pasión que ponían las maestras para que el acto quedará sensacional, tan pacientes ellas. Por ello no es casual que este sentimiento nos encuentre  ahora mirando las fotografías con nuestros niños. Ya que ellos están pasando la misma etapa que hemos pasado en aquel entonces nosotras.
        Y nuevamente me encuentro haciendo aquello tan divertido, pero esta vez ya no somos protagonistas, estamos en el palco. Se baja el telón. Y escuchó aplausos, como lo de antes, pero esta vez ni para mí, ni para vos, sino que para ellos.
        Entonces es cuando vuelvo al presente, a la realidad, y una vez mas los rincones de mi memoria acogen estos recuerdos y ellos vuelven a esconderse tras mantos de olvido, para ser descubiertos cuando menos lo imagine. Tal vez en ocasiones como las que hoy me hacen sentir tan orgullosa de mí, y de vos mi querida amiga.